NUESTRO PAIS Y MAS...: Para agendar: 48 horas en Ciudad del Cabo

3/5/10

Para agendar: 48 horas en Ciudad del Cabo

PRIMER DIA
08.00 A tono con el resto de Sudáfrica, todo abre sus puertas bien temprano en Ciudad del Cabo. Un desayuno en uno de los muchos locales de la zona del City Bowl resulta apropiado para comenzar el día. Corazón de la ciudad, el City Bowl es su pequeño centro financiero y resulta un placer caminar por ese contrastante escenario que intercala viejos edificios victorianos y rascacielos.

09.00 De a poco, a medida que se va despertando la ciudad, el vértigo comienza a adueñarse del City Bowl. Hora entonces de alejarse de las legiones de hombres de negocios que transitan por las calles y buscar refugio en el verde de Company Gardens, un parque en el que las sombras de los árboles ofrecen siempre buen reparo. A un costado del enorme jardín, la Catedral de St. George merece también una visita. Allí, desde su púlpito, el arzobispo Desmond Tutu luchó por el fin del apartheid.

10.00 Otro de los puntos que no pueden dejar de visitarse en el centro es Greenmarket Square, una plaza emblemática de Ciudad del Cabo, en la que funciona un mercado desde hace más de 300 años y en la que en 1834 se declaró la libertad de todos los esclavos en el sur de Africa. Recorriendo los rincones de este mítico y colorido mercado de artesanías, uno se siente parte de la historia. Además, es el mejor lugar de la ciudad para conseguir souvenirs típicos, desde tallas y objetos de decoración hasta artesanías y vestimenta.

11.00 Nos dirigimos ahora al Castillo de la Buena Esperanza, una construcción de la época colonial, que en 1936 fue declarada monumento nacional. Construido en el siglo XVII, el Castillo se encuentra muy bien conservado y es el edificio más antiguo de Sudáfrica. En sus salones se puede observar mobiliario de época y tiene un interesante museo que recrea la historia de la colonización de Sudáfrica.

12.00 Alejándonos del centro de la ciudad, el mapa que usamos para guiarnos nos lleva hasta el Victoria & Alfred Waterfront, un enorme muelle reciclado, que posee restaurantes, teatros, hoteles y hasta un shopping. Es el centro histórico de la ciudad y su nombre recuerda al príncipe Alfred de Inglaterra y a su madre, la reina Victoria. En 1860, Alfred fue quien comenzó la construcción del puerto de la ciudad, durante el reinado de Victoria. La exquisita arquitectura victoriana de algunos sectores del muelle remite a aquellos tiempos.

13.00 El mediodía se acerca y es tiempo de almorzar. Quay Four, uno de los restaurantes más tradicionales del Victoria & Alfred Waterfront, es el elegido y saboreamos un plato autóctono, que mezcla carnes de avestruz, impala, cocodrilo y búfalo. Afuera, sobre el muelle, unos niños de no más de diez años danzan vestidos como zulúes mientras decenas de turistas los ametrallan con sus cámaras digitales.

15.00 Tras el almuerzo, una de las visitas más esperadas. Desde el muelle, a bordo de un pequeño barco, partimos con rumbo a Robben Island, el islote en el que funcionaba una de las cárceles de máxima seguridad más tristemente célebres de la historia y en la que Nelson Mandela estuvo prisionero durante veinte años. La navegación dura apenas media hora y, tras ella, la vieja prisión abre las puertas de la memoria.

18.30 En el regreso de Robben Island, el pequeño barco nos deja otra vez en el muelle del que habíamos partido. Cae la tarde y hay que apurarse para llegar al oeste de la ciudad antes de que la noche lo envuelva todo. Un auto nos lleva hasta los altos de Signal Hill, una de las colinas más famosas de Ciudad del Cabo, desde cuya cima es posible ver el Green Point Stadium, uno de los escenarios que oficiarán de sede del próximo mundial de fútbol. Al bajar, sobre las laderas de la colina, visitamos el barrio malayo Bo-Kaap, habitado por descendientes de esclavos llegados desde Malasia y Java, en el siglo XVIII.

21.00 Una cena rápida es el prólogo perfecto para terminar el día en Manenberg's, uno de los mejores clubs de jazz de la ciudad, cuya fama se remonta a las épocas del pianista Abdullah Ibrahim. Nacido en Ciudad del Cabo, Abdullah Ibrahim es en la actualidad una leyenda de la música sudafricana.

SEGUNDO DIA
08.30 Esta vez el comienzo del día nos encuentra lejos del centro de la ciudad. Un auto nos lleva hasta Langa, uno de los distritos que habían sido asignados para ser habitados exclusivamente por población negra durante el apartheid impuesto por el Partido Nacional, entre 1948 y 1994. Las viviendas humildes de Langa contrastan notablemente con las zonas más pudientes de Ciudad del Cabo.

10.00 Desde Langa, partimos luego hacia Gugulethu, otro de los suburbios segregados durante la época del apartheid. Falta mucho para el mediodía, pero el estómago reclama algo de comer. Es tiempo entonces de entrar a alguno de los muchos "comedores" que hay en este distrito y disfrutar de un plato de "umngqusho nenyama", una comida elaborada en base a harina de maíz y carne guisada, que es muy popular entre la población negra de la ciudad.

11.30 Nadie que llegue hasta Ciudad del Cabo debe dejar de visitar el Cabo de Buena Esperanza. Desde la ciudad son alrededor de dos horas en auto sobre una estrecha ruta que bordea acantilados en gran parte de su recorrido y termina justo allí, en esa inmensa saliente rocosa al que la imaginación y los mitos han considerado siempre el fin de Africa; algo que en realidad no es así, ya que el verdadero confín continental es el cercano Cabo de las Agujas. De todas formas, de cara al desmedido mar que golpea con furia las laderas rocosas de este hipnótico lugar, poco importa qué es verdad y qué leyenda

16.30 El largo camino de vuelta desde el Cabo de Buena Esperanza nos deja justo a tiempo para subir a la Montaña de la Mesa (Table Mountain), una colina de más de mil metros que parece arrinconar a Ciudad del Cabo contra el mar. Un teleférico trepa por sus laderas y permite llegar a la cumbre, desde donde las vistas son incomparables.

18.00 Tras disfrutar de las alturas de la Montaña de la Mesa, descendemos por su falda oriental y entramos en el maravilloso Jardín Botánico Kirstenbosch. Considerado uno de los seis botánicos más importantes del mundo, este enorme jardín posee más de 8.500 especies de plantas. Y luego abandonando las flores y los aromas, buscamos las arenas de la playa de Bahía Camps, ideales para un paseo de pies descalzos frente al mar. Bahía Camps, rodeada de cafés y restaurantes, es una de las playas más bellas de Ciudad del Cabo.

20.00 La tarde se muere definitivamente tras el océano, en un ocaso ideal para las postales. En la oscuridad naciente los pasos nos llevan otra vez al City Bowl, allí donde el corazón financiero de la ciudad cobra vida nocturna alrededor de Long Street, su calle más emblemática. Bares, cafeterías, negocios de ropa, locales de artesanías y el andar desprejuiciado de cientos de personas se multiplican sobre sus veredas. Un cóctel suave y dulce en Café Bardelli, uno de los lugares emblemáticos de la zona céntrica, sirve para comenzar la noche.

22.00 El restaurante de comidas indias Masala Dosa es el lugar elegido para la cena. Un exquisito cordero con salsa de tomate y una larga sobremesa de vinos pinotage nos ayudan a llegar hasta la frontera misma de la medianoche. Y entonces, dispuestos a alargar la despedida, empezamos a cerrar el último acto en Ciudad del Cabo en The Purple Turtle, un local exclusivo en donde la música suave se mezcla con algunos tragos de Amarula, el tradicional licor sudafricano.
(De: Clarín)

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