Mientras transcurrían unos hermosos días de sol en Río de Janeiro, iba creciendo mi obsesión con volver a Buenos Aires con mi cabello trenzado. Mientras mi amiga Marisa tomaba sol en Copacabana, yo llamaba por teléfono a todas las peluquerías, desde las Páginas Amarillas que tenía en la mesita de luz de la habitación del hotel.
Sumando negativas y restando días para cumplir mi objetivo, todas aludían que era mucho trabajo y debían cobrarlo muy caro.
En Buenos Aires estaba de moda y no pensé que en Brasil fuera tan difícil conseguirlo.
Después de pensar durante mucho tiempo, supe que la única solución era conseguir una mujer bahiana, ellas siempre usan trenzas (luego sabría que en todos los casos, son postizas!!)
Una noche, paseando por la feria artesanal de la Avenida Atlántica, conocí a María. La ví y dije: Es ella !! De piel super oscura y con unos aros con forma de argolla enormes. Le pregunté si era bahiana y al confirmármelo, respiré. Ahora sí volvería con mis ansiadas trencitas. Charlando con María sobre el tema, me propuso pasar a buscarme al otro día por el hotel y llevarme a "su" peluquera.
Así fue, un día de aventura. Mientras Marisa se iba a hacer su "vuelo duplo" (junto al instructor) en aladelta a Sao Conrado, yo caminaba con mi nueva amiga por las calles de Copacabana.... Caminando al principio, porque cuando llegamos a la plaza de Copacabana me dijo: "Alejandra, agora pegaremos esa combi...porque pra chegar lá (y señaló lo alto del Morro Sao Joao!!!) é muito dificil a pé". Tragué saliva, me fijé de no tener nada de valor conmigo y allá fuimos.
Llegamos a la casa de Lilí (la peluquera), María nos presentó y Lilí nos comentó que tendríamos que esperar porque esa noche en la favela había un casamiento y había muchas mujeres "haciendo su cabello".
Ahí fue cuando supe que las mujeres negras llevan siempre su cabello muy corto, ya que es muy enrulado y no les permite peinarlo con facilidad, así que cada una estaba con su trenza o rodete postizos en sus cajas respectivas esperando que Lilí las pusiera bellas para esa noche. Esperé casi dos horas, ante la mirada más que curiosa de los vecinos y por fin llegó mi turno. Lilí me comentó que era la primera vez que hacía trenzas con cabello natural, tardó más de dos horas en terminar mi peinado, fueron 70 trencitas super finitas, y ella fue la que se encargó de comentarle a todas sus clientas el trabajo que estaba haciendo en mi cabeza, super orgullosa.
Como en toda peluquería, durante mi espera, charlamos de la vida, comentamos las novelas de la tele y hasta me enteré que la nieta de Lilí ese año debutaría en una Escola do Samba. Le pagué, me dío dos besos y volvimos a "pegar" la combi, ya casi de noche.
Regresé contenta "como perro con dos colas", me despedí de María (aunque la visitaríamos el resto de las noches en la feria) le agradecí y ella antes de despedirse me dijo:"Alejandra, no vuelvas a hacer esto, diste con gente buena, pero no siempre es así..." ´Creo que tenía razón.
Nunca pude olvidarme de ella y creo que tampoco ella de mí...
(imagen ilustrativa tomada de la red)
Sumando negativas y restando días para cumplir mi objetivo, todas aludían que era mucho trabajo y debían cobrarlo muy caro.
En Buenos Aires estaba de moda y no pensé que en Brasil fuera tan difícil conseguirlo.
Después de pensar durante mucho tiempo, supe que la única solución era conseguir una mujer bahiana, ellas siempre usan trenzas (luego sabría que en todos los casos, son postizas!!)
Una noche, paseando por la feria artesanal de la Avenida Atlántica, conocí a María. La ví y dije: Es ella !! De piel super oscura y con unos aros con forma de argolla enormes. Le pregunté si era bahiana y al confirmármelo, respiré. Ahora sí volvería con mis ansiadas trencitas. Charlando con María sobre el tema, me propuso pasar a buscarme al otro día por el hotel y llevarme a "su" peluquera.
Así fue, un día de aventura. Mientras Marisa se iba a hacer su "vuelo duplo" (junto al instructor) en aladelta a Sao Conrado, yo caminaba con mi nueva amiga por las calles de Copacabana.... Caminando al principio, porque cuando llegamos a la plaza de Copacabana me dijo: "Alejandra, agora pegaremos esa combi...porque pra chegar lá (y señaló lo alto del Morro Sao Joao!!!) é muito dificil a pé". Tragué saliva, me fijé de no tener nada de valor conmigo y allá fuimos.
Llegamos a la casa de Lilí (la peluquera), María nos presentó y Lilí nos comentó que tendríamos que esperar porque esa noche en la favela había un casamiento y había muchas mujeres "haciendo su cabello".
Ahí fue cuando supe que las mujeres negras llevan siempre su cabello muy corto, ya que es muy enrulado y no les permite peinarlo con facilidad, así que cada una estaba con su trenza o rodete postizos en sus cajas respectivas esperando que Lilí las pusiera bellas para esa noche. Esperé casi dos horas, ante la mirada más que curiosa de los vecinos y por fin llegó mi turno. Lilí me comentó que era la primera vez que hacía trenzas con cabello natural, tardó más de dos horas en terminar mi peinado, fueron 70 trencitas super finitas, y ella fue la que se encargó de comentarle a todas sus clientas el trabajo que estaba haciendo en mi cabeza, super orgullosa.
Como en toda peluquería, durante mi espera, charlamos de la vida, comentamos las novelas de la tele y hasta me enteré que la nieta de Lilí ese año debutaría en una Escola do Samba. Le pagué, me dío dos besos y volvimos a "pegar" la combi, ya casi de noche.
Regresé contenta "como perro con dos colas", me despedí de María (aunque la visitaríamos el resto de las noches en la feria) le agradecí y ella antes de despedirse me dijo:"Alejandra, no vuelvas a hacer esto, diste con gente buena, pero no siempre es así..." ´Creo que tenía razón.
Nunca pude olvidarme de ella y creo que tampoco ella de mí...
(imagen ilustrativa tomada de la red)
1 comentario:
Alejandra, que coragem, mas, enfim, valeu a pena, além de ter ficado linda (com as trancinhas) vc conheceu uma pessoa bacana, a Maria, valeu a pena não é? Mãos milagrosas as delas, ficamos lindasss...rsrs..E vc notou que apesar de tudo foi avisada antes e vc corajosa foi. As coisas as vezes não são tão como as pessoas dizem. Ainda existe nesse mundo louco, pessoas em que podemos acreditar...Beijos e tomara que vc volte ao Brasil..quem sabemos nos conheceremos pessoalmente...Bjsss
Ahh: Amei a postagem e a fotinha...demais!
Publicar un comentario